
Tampoco Cuba se le resiste, esta vez guiado por la magia santera. Más tarde, y a través de Castaneda descubre el México profundo y la América chamánica, viajando a Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo, Yucatán, Guatemala y Belice. Así, entusiasmado por sus lecturas orientalistas, visita un par de veces la India y otras tantas Nepal. Su inconformismo y su insaciable afán de búsqueda, le llevaron a emprender largos viajes, (independientes a los obligados por sus giras con la banda), a través de su idolatrado planeta.



A pesar de su dilatada carrera y el baile de grupos, la fama de Enrique Bunbury no sería del todo reconocida hasta que en 1987 se forman los Héroes del Silencio, junto a Juan Valdivia.
